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Noticia
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Alias Pipe: el imperio criminal desde prisión que reactiva la violencia en el Valle con sangre y alianzas narco
A la sombra de las rejas, ‘Pipe’ ha consolidado a ‘La Inmaculada’ con apoyo de narcos retornados. Tuluá, en alerta.
Traslado de alias Pipe Tuluá, cabecilla de 'La Inmaculada', que estaría detrás de vehículos incinerados en Valle. Foto: Policía Nacional
En las últimas horas, el centro del Valle del Cauca, particularmente Tuluá vuelve a estremecerse con ataques incendiarios, amenazas veladas y vehículos de servicio público convertidos en blanco. Para los organismos de inteligencia de la Policía, no se trata de hechos aislados. Las investigaciones apuntan a un resurgir violento del grupo criminal ‘La Inmaculada’, al mando —aunque tras las rejas— de Andrés Felipe Marín Silva, conocido como alias Pipe, uno de los delincuentes más peligrosos y sanguinarios de la región.
Según documentos reservados a los que tuvo EL TIEMPO, alias Pipe habría convertido las celdas por las que ha pasado en centros de mando estratégico. Desde allí, habría tejido una red con retornados del narcotráfico, excapos condenados en Estados Unidos y viejos aliados del crimen organizado.
Su vínculo más notorio sería con una organización conocida como ‘La Alianza’, un grupo de poderosos ex del cartel de Cali y del Norte del Valle que han regresado al país tras cumplir penas en el exterior. Entre ellos, figura el nombre de Henry Loaiza, alias el Alacrán, exmiembro del cartel de Cali, capturado nuevamente en octubre de 2023. También alias Martín Bala (Fernando Varón), quien se encuentra actualmente prófugo tras ser beneficiado con detención domiciliaria en Cali.
Alias Pipe Tuluá Foto:Redes Sociales
Los nexos con narcotráfico y excapos
Posteriormente, su círculo se habría ampliado con nombres de alto perfil criminal como alias Guacamayo, ‘Capulina’ y ‘Diego Optra’, con quienes —según los informes— consolidó la estructura.
Esta alianza no solo le habría permitido a ‘Pipe’ consolidar el dominio de Tuluá, sino extender su influencia hacia Buga e incluso al eje cafetero, a través de una red criminal satélite conocida como ‘Los Magos’, liderada —también desde prisión— por Jefferson López alias Monacho, quien permanece recluido en La Picota, en la misma celda donde hasta hace poco también estaba Mauricio Marín Silva alias Nacho, hermano de Andrés Felipe. Ambos, según fuentes de inteligencia, habrían cerrado una alianza criminal: uno domina Tuluá, el otro Buga. Cada uno con su estructura, pero bajo los hilos de un mismo poder: el de ‘La Inmaculada’.
Organigrama de 'La Inmaculada'. Foto:Archivo Particular.
Aunque ‘Pipe’ permanece tras las rejas desde hace años —su historial carcelario lo ha llevado por lo menos a 15 penitenciarías en Valle del Cauca, Cesar, Valledupar, Boyacá, Tolima, Santander y Bogotá—, su red no ha dejado de crecer. En cada traslado, según las autoridades, sembró alianzas, os y pactos con narcotraficantes, extorsionistas y asesinos a sueldo. Esa capacidad de negociación, sumada a la intimidación y a la sangre, lo posicionó como el máximo cabecilla de esta organización delincuencial, con tentáculos fuera y dentro del sistema penitenciario.
Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, máximo cabecilla de La Inmaculada. Foto:Archivo particular
Su estructura no solo cuenta con satélites en otras ciudades, sino con un tercero al mando, identificado como Andrés Mauricio Hernández alias Care Gallo, quien también fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Valledupar. Mientras tanto, en las calles de Tuluá delinque un “cabecilla fachada” —cuyo nombre es reservado por las autoridades— que estaría a punto de ser capturado. Para las autoridades, este sería uno de los momentos más críticos en términos de reorganización violenta de la estructura.
El historial criminal
Alias Pipe no es un improvisado. Su historia en el crimen se remonta al año 2008, cuando habría iniciado como sicario y cobrador de extorsiones al servicio de alias Ballena, cabecilla de ‘Los Rastrojos’ en el Quindío. Dos años después, fue capturado por primera vez en Armenia por concierto para delinquir. Sin embargo, en 2011 solicitó su traslado a Tuluá, donde se integró a la estructura criminal de alias Jerry, y poco después pasó al servicio de alias Porrón, con quien fundó oficialmente la organización ‘La Inmaculada’.
Tras el seguimiento y captura de ‘Porrón’ en operativos policiales, ‘Pipe’ asumió el mando y empezó a consolidar su poder. No duró mucho tiempo libre: fue nuevamente capturado en enero de 2015, esta vez en el municipio de El Cerrito, Valle. Desde entonces, se ha mantenido en prisión, pero no ha soltado el control de la estructura, que funciona como una red empresarial del crimen: extorsión, microtráfico, sicariato y cobros por encargo, todo facturado bajo la marca ‘La Inmaculada’.
Uno de los bienes incautados en Tuluá. Foto:Cortesía
Lo que lo diferencia de otros cabecillas no es solo su capacidad de intimidación, sino su rol como “cobrador de cobradores” al servicio de narcos históricos, muchos de los cuales están retornando a Colombia. Es decir, ‘Pipe’ no solo cobra deudas a pequeños comerciantes o transportadores. También se habría convertido en el ejecutor de cuentas pendientes entre grandes narcos, exparamilitares y antiguos aliados que han vuelto a reclamar territorio, poder y dinero.
Fuentes cercanas al sistema penitenciario señalaron a este diario que la “logística” de Andrés Felipe Marín le permite comunicarse desde prisión con externos, a través de mensajeros, familiares, abogados e incluso otros reclusos. El hecho de que su hermano ‘Nacho’ haya sido capturado en 2024 generó un remezón interno, que habría llevado a retaliaciones, como la quema de taxis, ataques a puestos de chance y amenazas contra líderes sociales.
‘La Inmaculada’ y su injerencia en la Alcaldía
Pero los tentáculos de alias ‘Pipe’ no se habrían limitado al crimen organizado. Investigaciones señalan que mantuvo presuntos vínculos con la istración municipal de Tuluá, donde habría influido en contratos públicos a través de las secretarías de Gobierno y Movilidad. Incluso, se habla de un posible beneficio económico de hasta el 10 % de recaudo por licitaciones para obras civiles, una maniobra que le habría dado a recursos legales para alimentar su red delictiva.
El 21 de marzo de 2022, alias Pipe fue condenado a 30 años de prisión por su presunta participación en más de 40 homicidios ocurridos en los departamentos de Quindío, Cauca y el Valle del Cauca. Sin embargo, su encarcelamiento no detuvo el crecimiento de su estructura.
Por el contrario, un informe reciente de inteligencia de la Policía conocido por EL TIEMPO revela que la organización criminal ‘La Inmaculada’ (también conocida como ‘La Oficina de Tuluá’) estaría adoptando esquemas de comportamiento más agresivos y visibles, con el objetivo de obtener beneficios carcelarios mediante presión mediática y violencia sistemática.
Este informe advierte sobre el fortalecimiento de los controles penitenciarios y una posible intención de extradición de alias Pipe, medidas que habrían detonado una serie de represalias violentas, incluyendo la difusión de un panfleto firmado por “MAGO” (Muerte a Guardianes Opresores) y la incineración de taxis como mensajes de intimidación.
Los otros 'hombres claves' de 'Pipe'
Otro nombre clave dentro del núcleo violento es alias Juaco o ‘el Poli’, categorizado como el actual jefe de sicarios. Según el informe, fue dejado en libertad este año y es señalado como responsable directo de asesinatos selectivos para garantizar disciplina interna. Un reciente caso lo relaciona con el homicidio de Eleazar Angulo Tamayo, quien habría sido confundido con otro cabecilla rival. Menores de edad estarían siendo reclutados para ejecutar este tipo de acciones, facilitando el accionar delictivo con promesas económicas y sin temor a la judicialización.
Organigrama de 'La Inmaculada'. Foto:Archivo Particular.
La estructura no solo estaría generando acciones de terror contra la población civil, sino que también planea atentados contra funcionarios del INPEC, la istración local y la Fuerza Pública, especialmente durante momentos de vulnerabilidad como los desplazamientos después de turnos laborales. Las autoridades han identificado una intención clara de forzar un diálogo sociojurídico, con el fin de obtener beneficios carcelarios y desarticular las medidas de control que han restringido su operación.
Traslado de alias Pipe Tuluá, cabecilla de 'La Inmaculada'. Foto:Policía Nacional
El informe también alerta sobre posibles ataques contra infraestructura estratégica, como juzgados, fiscalías, alcaldías y cárceles. Tuluá sigue siendo el foco principal, pero también se señala con preocupación la situación en Palmira, Buga, Andalucía, San Pedro y Jamundí, donde grupos tercerizados bajo la sombrilla de ‘La Alianza’ estarían replicando el modelo criminal.
Entre los nuevos coordinadores visibles de esta red se menciona a Efraín Olaya Blandón, alias La Bruja —yerno de ‘Pipe’—, quien tras recuperar su libertad estaría ando estructuras aliadas para reactivar el a información privilegiada dentro del gobierno local. Además, su rol incluiría presionar a funcionarios para que impulsen una mesa de diálogo legal con el Estado.
Junto a él, también resurge Brayan Stiven Suárez Gómez, alias Brayan, hermano de ‘Juaco’, quien habría retomado su papel como coordinador del componente sicarial, con autonomía para reclutar ejecutores, coordinar armamento y ocultar criminales en viviendas adaptadas para ese fin.
Asimismo, en Buga, la estructura conocida como ‘Los Magos’ replicaría el mismo modelo. Aunque con cierta autonomía, responde al mismo patrón: un líder desde prisión, una red en las calles y un discurso de control territorial violento. Su cabecilla, alias Monacho, como se mencionó anteriormente estaría ejerciendo poder desde La Picota con el visto bueno —y coordinación— de ‘Pipe’, según la Policía.
La situación es tan crítica que ya se evalúa el traslado de más cabecillas a cárceles de alta seguridad, y se ha planteado incluso el aislamiento absoluto de alias Pipe bajo régimen especial. Sin embargo, la experiencia reciente demuestra que sus redes no se apagan con traslados. Se adaptan, se transforman y mutan.
Mientras tanto, en las calles de Tuluá y Buga se respira nuevamente miedo. Y en lo más profundo de las cárceles colombianas, ‘Pipe’ —el cabecilla que convirtió las rejas en oficinas del crimen— sigue moviendo las fichas de una guerra que regresa con fuerza al corazón del Valle.