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Investigación
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Así operan las redes criminales en la Sabana de Bogotá que deforestan y queman madera para producir carbón vegetal
Posiblemente estarían causando lluvia ácida, emisiones tóxicas, daños a la biodiversidad y un riesgo para la salud.
Prácticas ilegales en predios ubicados dentro de la Reserva Forestal Protectora Productora de la Cuenca Alta del río Bogotá. Foto: CAR
A menos de una hora de Bogotá, de la Fiscalía, la CAR, la Policía, el Ejército y drones de la Fuerza Aeroespacial fueron desplegados para desmantelar una red criminal que venía cometiendo diversos delitos en una zona estratégica de conservación ambiental: la cuenca alta del río Bogotá; es decir, los tramos siguientes al origen del importante cuerpo hídrico de 347 kilómetros de largo.
Luego de varias semanas de investigación y una denuncia ciudadana, las autoridades lograron capturar en flagrancia a siete personas en las veredas de Susatá y Barrancas, ubicadas en el municipio de Suesca (Cundinamarca). Además, sus actividades fueron suspendidas de forma inmediata.
En una de las veredas en las que se dio el operativo, los drones detectaron al menos cinco pilas de madera que estaban siendo quemadas a cielo abierto, dos montones que todavía no habían sido encendidos y una inmensa mancha negra generada por esta actividad ilícita con que la producían carbón vegetal.
Este tipo de material es el mismo que se comercializa en algunas tiendas de barrio de Bogotá y de los municipios vecinos para asados familiares e incluso lo usan en cocinas callejeras donde se asan arepas de maíz y carne los fines de semana.
En el mercado legal, un bulto de carbón vegetal de 20 kilos puede constar entre 67.000 hasta 110.000 pesos colombianos.
Pero no es un fenómeno exclusivo de Suesca. En la Sabana de Bogotá son varios los municipios donde personas se dedican a la quema al aire libre de material vegetal para producir carbón.
Actualmente, hay cinco zonas de Cundinamarca que lideran los casos asociados a las quemas ilegales de madera y la producción de carbón. Estos son: Soacha, Ubaté, Rionegro, Bogotá – La Calera y Alto Magdalena.
En los operativos, la CAR ha hallado que en una misma jornada de quema, que se puede prolongar todo el día y toda la noche, son varios lo arrumes de madera que se están incinerando.
En algunos casos hacen huecos y allí depositan la madera, a la cual le prenden fuego y la dejan quemar por horas. Ese hollín se eleva en el ambiente en columnas de humo que luego se esparcen con los vientos en todo el entorno, con lo que se contamina el aire, el agua y la tierra.
La madera que es utilizada para ese tipo de procesos tiene, por lo general, restos de pintura y otros contaminantes. Hay ramas de árboles, muebles viejos (algunos con tintes y partes metálicas), retablos que la gente bota en la calle, huacales y hasta estibas.
Delitos ambiental el Suesca. Foto:CAR
Según la CAR, la quema ilegal de material vegetal genera emisiones tóxicas por combustión y posiblemente causa gases que contaminan la atmósfera e, incluso, lluvia ácida.
“Esta compleja mezcla de sustancias no solo degrada la calidad del aire atmosférico reduciendo la visibilidad, sino que también representa un riesgo significativo para la salud humana”, aseguraron desde la entidad ambiental.
Los delitos cometidos en este predio no terminaron ahí, puesto que las autoridades constataron que los integrantes de esa red ilegal también habían desviado el cauce de esa fuente de agua para formar un pozo profundo. De acuerdo con la corporación ambiental, esto cambiaba el flujo natural de la corriente además de afectar el suministro de agua y disminuir su disponibilidad.
Como resultado de estas actividades ilegales, la fauna y la flora se ven gravemente afectadas. Y la destrucción de la capa vegetal, compuesta por árboles y arbustos, deja sin refugio a cientos de especies de insectos, aves y anfibios.
Y como sucedió en el caso de Suesca, las autoridades han encontrado en diversos sitios de la Sabana de Bogotá una combinación de hechos que atentan contra el medio ambiente.
Rana sabanera encontrada en el operativo. Foto:Diana Serrato - CAR
En el caso de la quema ilegal en zona rural de Suesca se encontró, por ejemplo, una rana sabanera que se refugiaba entre lonas de plástico y fibra sintética, un entorno completamente ajeno a su hábitat natural.
Esta especie, de hábitos nocturnos, suele descansar durante el día sobre el envés de las hojas de plantas nativas para regular su temperatura. Sin embargo, ante la drástica reducción de cobertura vegetal por las quemas y la tala, se vio obligada a adaptarse a condiciones artificiales que ponen en riesgo su supervivencia.
Como la quema se hace al aire libre la ceniza que queda sobre el suelo es arrastrada por las lluvias hacia las fuentes de agua y todo eso termina en el río Bogotá, que ya está recibiendo descargas de curtiembres, como se descubrió el 9 de junio pasado entre Chocontá y Villapinzón. Allí había un complejo de empresas curtidoras de cuero que operaban de forma ilegal.
Río Bogotá. Foto:Gobernación de Cundinamarca
Minería ilegal en zona protegida
A tan solo metros del lugar donde se realizaban quemas de material vegetal y captación de agua sin ningún tipo de autorización, un grupo de personas explotaba ilegalmente una mina subterránea de carbón mineral de forma mecanizada, en una zona de protección ambiental.
Y si bien este mineral es utilizado por diversas industrias, la explotación ilegal no cumple con las normas ambientales y terminan generando también un impacto adverso en el ambiente.
Se trata de la mina Los Espinos, en la vereda Barrancas, que fue descubierta por ciudadanos que vieron de primera mano el hecho y que alertaron a las autoridades sobre la actividad.
En la vereda Barrancas un grupo de personas realizaban minera ilegal del carbón. Foto:CAR
Al mismo tiempo que se llevó el otro operativo, el Ejército Nacional, la Fuerza Aeroespacial y la CAR, con el respaldo de la Policía, hallaron dos bocaminas en funcionamiento, un campamento activo, casetas para maquinaria, patios de almacenamiento de materiales y un reservorio, todo esto levantado sin control técnico ni ambiental.
El equipo técnico también evidenció el uso de combustibles y aceites que estaban siendo vertidos directamente sobre el suelo, generando un riesgo ambiental significativo. Además, como consecuencia de la actividad minera, se llevó a cabo la tala de varios árboles en la zona, agravando aún más el daño ecológico.
Ante estas irregularidades, las autoridades ordenaron la suspensión inmediata de todas las labores mineras. Durante el operativo fueron capturadas tres personas en flagrancia, mientras que en la intervención anterior se habían detenido a cuatro más. Todos los capturados fueron puestos a disposición de la Fiscalía.
Según los informó la CAR entre 2024 y lo corrido de 2025, se han abierto por parte de esta entidad más de 300 investigaciones disciplinarias por actividades irregulares contra el medioambiente que todavía están en revisión y 73 procesos que ya tuvieron un fallo.