El verde ha vuelto a Chingaza. Luego de soportar la peor sequía de los últimos cincuenta años, y tras varios meses de estrictas medidas de racionamiento en Bogotá, el principal sistema de abastecimiento de agua de la capital se recupera rápidamente: al 12 de junio, los embalses del sistema Chingaza alcanzaron un 70% de llenado, según confirmó la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB).
La noticia fue entregada directamente por Natasha Avendaño, gerente de la entidad, durante un recorrido oficial por la zona. Allí, acompañada de técnicos y medios de comunicación, explicó que el repunte obedece tanto a una temporada inusualmente lluviosa como a la reducción sostenida en el consumo de agua por parte de los bogotanos.
“Gracias al esfuerzo colectivo y a los cambios en los hábitos de consumo, logramos detener la velocidad con la que se estaba vaciando el sistema. Hoy, el panorama es completamente distinto”, aseguró Avendaño desde el embalse de Chuza, uno de los más importantes de la red y que ya registra un 71% de capacidad, el nivel más alto desde octubre de 2022.
Gracias al esfuerzo colectivo y a los cambios en los hábitos de consumo, logramos detener la velocidad con la que se estaba vaciando el sistema. Hoy, el panorama es completamente distinto
Chingaza, vista desde el aire. Foto:EAAB
El mes de mayo fue clave en esta recuperación. Según la EAAB, fue el segundo mayo más lluvioso en la zona de influencia del sistema Chingaza en los últimos treinta años, solo superado por el mismo mes en el año 2000. Esta situación permitió aumentar el caudal de las afluencias, sobre todo en Chuza, considerado el “termómetro” del sistema.
Este esfuerzo no puede ser solo coyuntural. Necesitamos asegurar que el agua no nos falte en las próximas décadas, incluso ante eventos climáticos extremos
Este comportamiento climático, sumado a la disminución del consumo ciudadano —que hoy se mantiene en un promedio de entre 17 y 21 metros cúbicos por segundo, por debajo de los más de 18 registrados a inicios de 2024—, ha sido crucial para la estabilización del sistema.
Más allá de la emergencia
Pero el alivio actual no significa que la ciudad esté libre de riesgos hídricos a futuro. Por eso, la EAAB ha empezado a ejecutar seis líneas estratégicas para fortalecer la seguridad del recurso. Estas incluyen el diseño de un protocolo de sequía, la implementación de modelos de reúso de agua, el estudio de fuentes subterráneas, la modelación del comportamiento del sistema, el control de pérdidas y una nueva gobernanza del agua.
Chingaza, vista desde el aire. Foto:EAAB
“Este esfuerzo no puede ser solo coyuntural. Necesitamos asegurar que el agua no nos falte en las próximas décadas, incluso ante eventos climáticos extremos”, enfatizó Avendaño.
Mientras tanto, los ecosistemas de alta montaña en Chingaza —hogar de frailejones, venados y osos de anteojos— comienzan a mostrar signos de renovación, dejando atrás meses de estrés hídrico. Sin embargo, la advertencia de los expertos es clara: la conservación y el uso responsable del agua deben mantenerse como una prioridad constante.
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