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Noticia
¿Atrapados en la periferia? Las brechas de calidad que afectan la educación del país
El histórico de puntajes en evaluaciones como el Icfes o la prueba Pisa refleja una realidad anclada a las desigualdades sociales y económicas.
Las brechas de calidad que afectan la educación del país. Foto: Archivo. Cortesía Icfes
A nivel internacional, Colombia se encuentra en la cola inferior en los resultados de la prueba Pisa. Desde el 2009, el puntaje promedio del país en las tres áreas del conocimiento evaluadas es muy estable (matemáticas, lectura y ciencias), con fluctuaciones que no son estadísticamente significativas. En matemáticas, en 2022, ocupó el puesto 64 de 81, y en lectura el 54; resultados que lo ubicaron como el país de la Ocde con el desempeño más bajo en ambas áreas.
Detrás de los bajos indicadores a nivel internacional, en el país hay una gran heterogeneidad regional: por lo menos durante los últimos 100 años la prosperidad económica ha estado caracterizada por una zona central Andina con los departamentos más avanzados y una periferia –conformada por las costas Pacífica y Caribe, la Amazonía y la Orinoquía– donde están los indicadores sociales y económicos más bajos.
Al observar este patrón territorial, la pregunta es: ¿por qué la población de la periferia no emigra hacia el centro del país? La respuesta está relacionada con los costos de migración y, sobre todo, con los bajos niveles de capital humano que se encuentran en la periferia, lo que frena las posibilidades de mejorar con la migración. Esta situación es la que se conoce en la literatura económica como una trampa territorial de pobreza.
Estas mismas brechas sociales entre la periferia y el centro se reflejan en materia de educación.
Las brechas de calidad que afectan la educación del país. Foto:Archivo. EL TIEMPO
Al examinar los resultados en la prueba Saber 11, los estudiantes de la periferia logran niveles de desempeño muy por debajo del puntaje promedio nacional, mientras que aquellos de los municipios del centro y la región Andina tienen un mejor desempeño.
Este patrón de desigualdad en la calidad de la educación no es reciente. Si clasificamos el país en centro-periferia, durante todo el periodo evaluado las regiones del centro (Andina, incluidos Antioquia, Eje Cafetero y Valle del Cauca) registran un puntaje por encima del promedio nacional, mientras que las regiones de la periferia (Caribe, Pacífica, Amazonía y Orinoquía) se han conservado por debajo del promedio nacional. En los últimos 20 años, esta brecha regional en los resultados Saber 11 en lugar de reducirse se ha ampliado; en particular, en la última década. Los estudiantes del centro del país obtienen un puntaje que es cada vez más alto que el promedio nacional, mientras que aquellos que se educan en las regiones de la periferia tienen un puntaje menor y más lejano al promedio nacional.
Las brechas de calidad que afectan la educación del país. Foto:iStock
Por ejemplo, en el 2000 la brecha era de 0,33 desviaciones estándar y en el 2022 llegó a ser de 0,42 desviaciones, lo que señalaría un crecimiento del 28 por ciento de la brecha entre la periferia y el centro, de acuerdo con el desempeño en las pruebas.
Cuando se prueba formalmente la hipótesis de convergencia municipal y departamental en los resultados promedio en la prueba Saber 11 en lo corrido del siglo XXI, se observa que en el periodo de 2000 a 2023 no hay evidencia de que con el tiempo esas diferencias se reduzcan. Por el contrario, se están ampliando. De hecho, en el primer capítulo del libro Desigualdades regionales en la educación colombiana los autores prueban formalmente que no hay evidencia de lo que se conoce en la literatura como convergencia global en los puntajes en la prueba. Existen, en cambio, convergencias municipales y departamentales, en las que emerge un claro patrón de centro-periferia, donde la zona Andina central converge entre sí hacia mejores resultados, mientras que la periferia converge en equilibrios de bajo desempeño.
Este resultado tiene que ser analizado con mucho cuidado, pues hay evidencia empírica de que las desigualdades en el capital humano son la causa primera para las diferencias interregionales en el desarrollo económico. Otro factor que incide es la provisión de bienes públicos, que en la periferia presentan menor calidad.
Lo anterior implica que una política de desarrollo regional debería tener como prioridad la eliminación de las desigualdades en capital humano a través del territorio. Priorizar la reducción de estas brechas debe ser un compromiso del Gobierno Nacional y de los gobiernos locales.
Esto resulta especialmente cierto con la tendencia al aumento de las desigualdades en la calidad de la educación con base en los resultados de las Pruebas Saber 11. Es clave, fortalecer la educación en la periferia con programas orientados desde el nivel central, a fin de superar la debilidad institucional de esos territorios. Esto implica priorizar la periferia en políticas relacionadas, por ejemplo, con la formación docente, la infraestructura física y la dotación escolar.
La transición demográfica
Adicionalmente, desde ahora y en los próximos años, la educación en Colombia evidencia el impacto de la transición demográfica, determinada por una caída de la natalidad y el envejecimiento de la población.
Es de esperar, como se ha visto, una reducción en la demanda del servicio, tanto de estudios escolares como superiores, que afecta inicialmente en mayor proporción a las instituciones de carácter privado, puesto que las familias de estratos 4, 5 y 6 son las que iniciaron antes la reducción en el número de hijos. Este aspecto se desarrolla con mayor amplitud en el capítulo 4 del libro citado antes.
Las brechas de calidad que afectan la educación del país. Foto:Prensa Alcaldía de Barranquilla
Si reducir la desigualdad regional dependerá de fortalecer el capital humano en las periferias, hay que analizar los retos de las instituciones de educación superior. El principal es que el número de estudiantes de carreras profesionales estará a la baja, mientras que se prevé un incremento de la demanda de posgrados.
Ahora bien, el problema en el país no es la población que se inscribe a la universidad, sino el tamaño de la que queda por fuera del sistema. Serán necesarias iniciativas para ampliar la cobertura, sobre todo en la población de ingresos más bajos, lo cual podría compensar por algunas décadas los efectos de la transición demográfica. En este sentido, algunas recomendaciones pasan por fortalecer el crédito educativo, ampliar los programas públicos y promover la participación del sector privado y de las universidades en la consecución de recursos para otorgar becas jóvenes que aún quedan por fuera del sistema educativo.
Las brechas de calidad que afectan la educación del país. Foto:iStock
Finalmente, el cambio estructural de la población conlleva nuevos retos en la calidad y la metodología de la educación que se oferta en las universidades. La evidencia mundial sugiere que el impacto del cambio demográfico es mucho menor en instituciones de alta calidad, así que la clave está en ampliar y transformar los servicios, siempre fundamentados en la excelencia, de tal forma que se adapten a los intereses de las nuevas generaciones y a los requerimientos del mercado laboral.
ADOLFO MEISEL R. () Y ANGELA GRANGER S.
PARA EL TIEMPO
*Adolfo Meisel Roca es PhD en Economía y rector de la Universidad del Norte.
*Ángela Granger es economista consultora de la FAO y de la firma Inclusión SAS.