En 1937, Disney presentó el primer largometraje animado de la historia: Blanca Nieves y los siete enanitos. El cuento de hadas de los Hermanos Grimm relata la persecución que sufre Blanca Nieves a manos de su malvada madrastra, quien, envidiosa de su belleza, no se detiene ante nada para saciar su vanidad. De forma similar, la vanidad de muchos prefiere la destrucción del país a que sean consolidados y reconocidos los logros del presidente Duque.
Éxitos innegables como reactivación, educación, salud o vivienda, que muchos se empeñan en disminuir o empañar con terrorismo, vandalismo, mentiras descaradas y grupos de lobos delincuenciales disfrazados de mansas ovejas; el mismo libreto de camisas pardas y negras que encumbró a nazis y fascistas hace un siglo.
Atacan la economía naranja, precisamente por ser uno de los sectores con mayores transformaciones de los últimos 3 años en el país. Los logros se reflejan en la implementación de la Política Integral de Economía Creativa, estructurada alrededor de las ‘siete íes’: información, instituciones, infraestructura, industria, integración, inclusión e inspiración. El 6 de septiembre, en el GFACCT en Medellín, presentaremos un balance con corte a 31 de mayo sobre su realidad infinita.
Este marco, originalmente del libro La economía naranja: una oportunidad infinita, de 2013, ha sido reconocido por la Unesco como una de las aproximaciones integrales y efectivas para el cumplimiento de los postulados de la Convención de 2005 sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, el instrumento multilateral más importante en materia de industrias creativas y actividades culturales.
Fue al celebrarse dicha convención, en noviembre de 2018, en París, cuando el presidente Duque presentó a la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, el modelo de las siete íes. Poco importó que la directora Azoulay destacara la visita y palabras del Presidente como un hito para la Unesco, que nunca había recibido a un jefe de Estado tan comprometido y con planteamientos tan completos y atinados en materia de desarrollo, democratización y fortalecimiento de la diversidad cultural. Lo que se hizo viral fue que el Presidente, como parte de una explicación casual sobre el valor simbólico del número siete, mencionó a los siete enanitos.
La paradoja no puede ser mayor. Enanitos que se benefician (en miles de millones) con la política naranja para el audiovisual han sido sus más vanidosos contradictores.
Enanitos que se opusieron desde el Congreso a la creación de Foncultura y la ley ReactivARTE para la reactivación del sector justifican, celebran y defienden la vandalización o destrucción de nuestro patrimonio cultural: cinco bibliotecas (una incendiada cual marcha de antorchas nazis), más de 30 monumentos; decenas de bienes de interés cultural, incluyendo museos, y las obras de ampliación del Teatro Colón, poniendo en riesgo inversiones por $ 120.000 millones y años de trabajo para dotar a nuestra capital con las mejores instalaciones teatrales de Latinoamérica. Bien lo destacó recientemente Moisés Wasserman: “Quienes tumban hoy estatuas gritando lemas superficiales (para mayor ridículo en español) solo son capaces de ver la historia como un cortometraje mudo, y en blanco y negro”.
Enanitos que se benefician (en miles de millones) con la política naranja para el audiovisual han sido sus más vanidosos contradictores.
Evidentemente, la pandemia ha impuesto los mayores retos al sector cultural en Colombia y el mundo. El aislamiento masivo y la recurrencia de las restricciones por las olas de contagio han retardado el regreso a la normalidad de las artes escénicas, los conciertos, los festivales y carnavales, así como la exhibición de cine.
Blanca Nieves encontró refugio en el hogar de los siete enanitos; trabajadores, incansables, leales, ajenos a celos y vanidades. Igualmente, las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia en la cultura, la vacunación masiva, la madurez de la política naranja de las siete íes y una comunidad creativa llena de vitalidad dirigen la cultura hacia la reactivación y la proyectan como sector líder del desarrollo sostenible en el siglo XXI para Colombia.
FELIPE BUITRAGO