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Noticia

El Kanka en Bogotá: un concierto de azar y sentimiento

El cantautor español tuvo el primero de cuatro conciertos en Colombia para culminar su gira 'Cosas de los vivientes'.

El Kanka es un cantautor español.

El Kanka es un cantautor español. Foto: Juan Diego Castillo-Ramirez

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El Kanka, cantautor español, pareciese ser un tipo ordinario, una persona cualquiera con la que te cruzarías en la calle, no alguien que llena estadios y teatros cada noche de por medio. Usa su cabello rizado largo con barba, vaqueros y una camiseta blanca plana. No tiene aires de ‘showman’, ni comportamientos estrambóticos. Es sencillo, sonríe con las pequeñas cosas y se le desborda el agradecimiento por los ojos cada vez que está en un escenario.

Pero, a la vez, es un tipo único, excepcional. Su música está compuesta por géneros variados –obviamente con una gran influencia española- y armonías interesantes; sus letras, llenas de ironía, picardía y cariño son capaces de conectar con casi cualquier sentimiento y momento de la vida. Por su lado, él es un músico peculiar: antes de dedicarse de lleno al arte, estudiaba filosofía y económicas.
Y es precisamente este contraste lo que retrató en su espectáculo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de la ciudad de Bogotá: un concierto con un formato supremamente sencillo, pero lleno de momentos especiales.

A la entrada del teatro, antes de iniciar la presentación, el equipo de producción puso una urna sobre una mesa con varias tarjetas. En estas, el público debía escribir la canción que más quería escuchar, ya fuese del repertorio del artista o no.
Escenario del concierto

Escenario del concierto Foto:Juan Diego Castillo-Ramirez

Al entrar a la platea, no hubo telonero ni un evento especialmente llamativo. Sencillamente se abrieron los telones y salió El Kanka con su guitarra echada al hombro. A su derecha, un soporte con un ukulele y una pequeña mesa con agua y una copa de aguardiente. A su izquierda, la urna que minutos antes había estado en la recepción del Teatro Mayor. Eso sí, el escenario estaba lleno de luces, la mitad de las cuales apuntaban al Kanka y la otra mitad al público.

Abrió la actuación con su canción ‘Cosas de los vivientes’, homónima a la gira que culmina en Colombia. El público cantó con él y, de hecho, en un punto se volvió protagonista, pues las luces amarillas del escenario se volcaron completamente sobre las butacas de los espectadores.

"Me voy a tomar un ‘guaro’, que me habéis dicho que viene bien”, dijo tras el aplauso de la primera canción. Con esto, pasó a explicar lo que sería la dinámica del concierto: por 15 canciones, el artista metería la mano en la urna y sacaría una tarjeta. Lo que estuviera escrito es lo que tendría que cantar.

“Supuestamente, me sé unas 70 de canciones”. Entre risas e interacciones con el público, pidió que se le tuviese un poco de indulgencia, ya que, al ser un listado de canciones aleatorio, existía la posibilidad de que saliese una canción que no tocaba hace mucho o una canción de otro músico que no se supiese tan bien.
El Kanka en el Julio Mario Santo Domingo

El Kanka en el Julio Mario Santo Domingo Foto:Juan Diego Castillo-Ramirez

Se podría llegar a pensar que, con esta dinámica, tan a merced del azar, el concierto podía quedarse corto. Pero no. Fue un concierto muy balanceado, original y personal, con cambios de ritmo apropiados y momentos muy variados. Y salió así de bien fue, realmente, porque El Kanka, con una gran habilidad de improvisación, supo comandar la nave desde el escenario. Incluyó al público, se río y cantó con ellos y se dejó abordar de lo que la audiencia le transmitía. Hizo el concierto tan suyo como de ellos, y el azar, como cosa rara, estuvo a su favor.

​Hubo piezas movidas, que, a pesar de ser una sola persona en el escenario, nunca se sintieron vacías. La resonancia de la guitarra, combinada con la excelente acústica del teatro y las palmas del público, bastaron para hacer que un solo hombre sonara como una banda completa. ‘Canela en rama’, ‘Ay vida mía’ (que, originalmente, es con la agrupación Monsieur Periné) o ‘Llámame fino’ fueron algunas de las canciones que el azar vio oportuno traer a Bogotá.

​También hubo momentos para los románticos, muchos de los cuales aprovecharon para poner dedicatorias en las cartas elegidas. De las más llamativas fue ‘Del miércoles al martes’, la cual fue acompañada, en gran parte, por los coros del público, que, de paso, se cantaban entre ellos. De este estilo también cantó ‘Por tu olor’ y ‘Para quedarte’.

​Uno de los elementos innovadores que trajo consigo este formato es que el artista pudo cantar canciones poco recurrentes en sus giras: “Me habéis puesto canciones que nunca o casi nunca he tocado en Colombia”. ‘Rin rin’, que había cantado una única vez con Pilar Cabrera en el país, sonó por segunda vez en el territorio nacional; también cantó ‘Tarde’ con algunos olvidos de letra que fueron recompuestos por el público.
Ovación al finalizar el concierto

Ovación al finalizar el concierto Foto:Juan Diego Castillo-Ramirez

De igual manera, cantó una canción que no era de su autoría: ‘Alquitrán y carmín’ del Niño de la Hipoteca, otro artista español. Al ver la tarjeta se rio y dijo “primera que no es mía”. A pesar de no tocar un pedazo muy largo de la canción, todo el público la coreo, a lo que el artista respondió: “Le voy a decir al Niño de la hipoteca lo mucho que le queréis aquí, para que se anime a venir”.

Hubo cavidad también para canciones más reflexivas y personales del artista. ‘Vengas cuando vengas’ y ‘O algo’ fueron de las más apoyadas por el público.

​Sin embargo, hubo una que resalto: ‘Zamba para mi padre’, canción que escribió tras el fallecimiento de su progenitor. El silencio reinó en el público, y no porque no se supieran la canción, sino por el nivel de intimidad del momento. En varias ocasiones paró de tocar las cuerdas de la guitarra y acompañaba su voz dando golpes al cuerpo de esta, que era lo único que se escuchaba en todo el teatro. Y así, en el tradicional compás seis por ocho de la zamba del cono sur, le dio un emotivo homenaje a su papá, que finalizó con una pequeña frase de la canción 'Zamba de mi esperanza' de Luis Profili.

Las canciones que él quería:

Tras hacer el amague de haber terminado el concierto, El Kanka volvió a salir al escenario a cantar cuatro canciones elegidas por él para dar cierre al concierto. La primera fue ‘Para vivir’, cuya grabación original es con Silvana Estrada, cantautora mexicana. Le siguió ‘Andalucía’, a la que introdujo diciendo “os traje un pedacito de mi tierra para todos vosotros”. Finalmente, cerró el concierto con dos de sus canciones más famosas: ‘Qué bello es vivir’ y ‘Volar’ (originalmente, con Zenet).

Con esta última canción y una ovación de pie por parte de todo el Teatro Mayor, se dio cierre al concierto, y el Kanka demostró una vez más por qué su estilo único y letras cautivadoras lo han vuelto uno de los referentes de la música española actual. Los asistentes disfrutaron de una noche llena de emociones, ritmo y momentos memorables que seguramente perdurarán en la memoria de todos los presentes. Ahora solo queda esperar a que el azar lo vuelva a traer a Colombia.

JUAN ANDRÉS BELTRÁN TÉLLEZ
​Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

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