En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Noticia
Exclusivo suscriptores
El calvario de Rodrigo: fue condenado y preso por un crimen cometido por su primo que lo suplantó en Cartagena
Rodrigo Rodríguez Canoles vivió una historia de horror judicial, un fallo reciente ordenó su libertad inmediata.
Rodrigo Rodríguez Canoles condenado por un crimen que no cometió. Foto: Universidad Manuela Beltrán
Rodrigo José Rodríguez Canoles no olvida la noche en que su vida dio un giro de pesadilla. El 22 de diciembre de 2024 fue detenido en Cartagena mientras caminaba cerca de su casa. Sin entender por qué, fue esposado, conducido a una estación de Policía y, en cuestión de horas, terminó en la cárcel San Sebastián de Ternera. Estaba condenado a 108 meses de prisión por porte ilegal de armas, sin saber siquiera que tenía un proceso penal en su contra.
Lo que Rodrigo no sabía es que desde enero de 2020 alguien había usurpado su identidad. Un hombre capturado en flagrancia en Turbaco (Bolívar) por portar un arma de fuego se identificó como él, usando su nombre completo y su número de cédula. Así comenzó un proceso judicial que lo condenó sin que él supiera siquiera que estaba siendo juzgado.
Me pidieron la cédula, la revisaron, y me dijeron que tenía una orden de captura. No entendía nada. Nunca he tenido un arma, y jamás me han capturado
Rodrigo José Rodríguez CanolesVícima
La justicia actuó contra un nombre, pero nunca confirmó quién estaba realmente detrás.
Una condena construida sobre una mentira
Rodrigo Rodríguez Canoles condenado por un crimen que no cometió. Foto:Universidad Manuela Beltrán
Según el expediente judicial conocido por EL TIEMPO, el 25 de enero de 2020 la Policía capturó en flagrancia a un hombre por el delito de fabricación, tráfico o porte de armas.
Este sujeto se presentó como Rodrigo José Rodríguez Canoles y fue reseñado con esa identidad. A pesar de que el capturado tenía un tatuaje de un pez en la pierna izquierda, la justicia no hizo una verificación con huellas ni comprobó otros rasgos físicos. Fue juzgado en ausencia y condenado a nueve años de cárcel, pena que quedó en firme el 22 de noviembre de 2024.
El verdadero Rodrigo no fue citado, notificado, ni tuvo a la defensa. Solo cuando fue capturado en diciembre de 2024 se enteró de la condena que pesaba sobre su nombre.
Una tía, la clave para destapar la verdad
Rodrigo Rodríguez Canoles condenado por un crimen que no cometió. Foto:Universidad Manuela Beltrán
Desesperada, una tía de Rodrigo acudió al Proyecto Inocencia de la Universidad Manuela Beltrán en abril de 2025. Allí, un equipo liderado por el abogado Francisco León comenzó una revisión del caso. La primera pista fue el tatuaje: Rodrigo no tenía ningún tatuaje. El segundo indicio fue un análisis de comparación de rasgos morfológicos, que evidenció claras diferencias entre el rostro de Rodrigo y el de la persona capturada en 2020.
Aunque un juez inicialmente se negó a practicar nuevas pruebas, otro despacho accedió a revisar el caso. La defensa presentó un informe técnico del Laboratorio de Artes Forenses que concluyó que las dos personas no eran la misma: el rostro, la complexión, la pigmentación de piel y otros rasgos físicos tenían un 90 % de disimilitudes.
Además, Rodrigo señaló que el verdadero capturado era un primo suyo, Jhon Jairo Almanza Rodríguez, quien al momento de la aprehensión usó su identidad.
El fallo que corrigió la injusticia
Rodrigo Rodríguez Canoles condenado por un crimen que no cometió. Foto:Universidad Manuela Beltrán
El pasado 4 de junio de 2025, el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Turbaco concluyó que Rodrigo había sido víctima de suplantación de identidad. Basado en los peritajes, testimonios y los errores procesales evidentes, el juez ordenó su libertad inmediata.
El cotejo morfológico evidenció que no se trataba de la misma persona. Adicionalmente, el tatuaje en la pierna izquierda del capturado en 2020 no aparece en el cuerpo del hoy procesado. Se concluye sin lugar a dudas que Rodrigo José Rodríguez Canoles no fue la persona capturada el 25 de enero de 2020
Fallo judicial
El despacho judicial también exhortó a la Fiscalía a investigar penalmente a la persona que usó la identidad de Rodrigo para evadir la justicia, lo que derivó en una condena contra un inocente.
Una vida rota por el sistema
Rodrigo Rodríguez Canoles condenado por un crimen que no cometió. Foto:Universidad Manuela Beltrán
Rodrigo ahora es un hombre libre, pero su vida quedó marcada por la experiencia. Perdió su empleo, se alejó de su familia, sufrió un deterioro emocional y pasó meses injustamente privado de la libertad.
“Pensaba en mi hija todos los días. Me torturaba pensar que no sabría por qué no estaba con ella. Todo esto fue una pesadilla que no se la deseo a nadie. El sistema me falló desde el primer momento”, asegura.
Hoy, gracias a la intervención del Proyecto Inocencia y al fallo judicial que reconoció la verdad, Rodrigo comienza a reconstruir su vida. Pero queda una pregunta dolorosa: ¿cuántas personas más están pagando condenas por errores que la justicia nunca debió cometer?
Mientras la Fiscalía busca ahora a Jhon Jairo Almanza Rodríguez, el verdadero responsable de los hechos, el caso de Rodrigo se convierte en un símbolo de las fallas estructurales de un sistema que, por no verificar una huella o un rostro, puede destruir la vida de un inocente.